Finalizó
la prosa del cielo
en
un ¡zas! de descuido
que
fulminó estrellas
¡Llovió
la piel de la estrella!
La
mar hinchó su pecho de ola
y
las orillas soñaron espumas
Las
calles cesaron su humareda
y
retornó el vaivén de las piernas
capacitadas
para ser libres
Las
montañas irguieron sus pezones
de
puro placer de caricia
La
oscuridad se disolvió en resplandor
lavando
los rincones de sangre
Los
campos establecieron primaveras
pintando
las retinas de verdores
La
fábrica tomó asiento
La
vida y la muerte comprendieron
su
hermandad de siempre
Las
aves carroñeras emigraron
al
confín de una fosa
El
agua manó de las cárceles
Los
pájaros aplaudieron al aire
Los
vientos barrieron tormentas...........
Y
el amor descansó en mi regazo
Kabalcanty©1992
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