martes, 23 de diciembre de 2014

PÁGINA DEL MARTES 23 DE DICIEMBRE 2014 PARA EL PERIÓDICO "PONTEVEDRA VIVA".

- EL DERECHO A SER FELIZ -

                                                                                                      (Para ellos dos)


Su mirada coincidió unos instantes en aquella cafetería de la calle O´Donnell. En la calle llovía, hacía frío, sin embargo no había sido casual su entrada en el local: sus cruasanes a la plancha eran su merienda favorita en las tardes sosas del invierno y aquella cafetería los preparaba exquisitos e inigualables. No iba buscando nada, ni siquiera esa mirada fugaz, propia de tímido, que sintió de perfil y que le hizo volver los ojos al extremo de la barra. Estaba con el pedazo de cruasán colgando del tenedor mientras le miraba con una atención que iba más allá de la curiosidad; le observaba, en aquellos pocos segundos eternos, con el reconocimiento que el instinto otorga al encuentro de un alma gemela.
Detuvo la limpieza del cristal de la mesita para paladear el recuerdo pausadamente, cerrando los ojos para ver con nitidez el momento. Su memoria se envolvía con los cánticos de los niños de San Ildefonso que salían del aparato de radio nombrando los números que arrojaba el bombo en el día del sorteo extraordinario de Navidad. Le resultaba agradable que su evocación se adornara con aquella melodía de la suerte. El azar iba y venía, zigzagueaba, subía y bajaba, y aquella tarde en su cafetería preferida de la calle O´Donnell se había puesto de su lado. Se enamoraron de sopetón, sin anestesia, aún antes de cruzarse sus miradas, acaso cuando decidieron compartir la soledad de una tarde aburrida de invierno al socaire del barullo de cientos de meriendas y murmullos ajenos y, sin embargo, tan de abrigo. Más de cincuenta años sin amor, o con amor ocasional, pagado la mayoría de las veces, era una carga que le iba transformando en una especie de anacoreta que contemplaba su existencia plana dentro de una inapetente cotidianeidad. Escondiendo su inclinación, dudando de ella en lo más profundo de su aislamiento, callando lo que sólo pronunciaba a espectros en las tardes de sábado escuchando boleros o canciones de los Beatles, ahora todo descansaba en el espacioso cajón del olvido. Era tan rabiosamente feliz que el mundo se le antojaba tan dilatado como un renacido adolescente. En ocasiones, como le ocurrió en ese mismo momento, arrodillado frente a la mesita con la gamuza en una de sus manos, se le escurrían unas traicioneras lágrimas que terminaban en una risa convulsa, plena.
Sonó el timbre del horno y, mientras se dirigía a la cocina, los niños de San Ildefonso cantaron un cuarto premio. Una bocanada de vapor le hizo aspirar voluptuosamente las delicias del besugo.
Retíralo del horno y rocíalo con un poco de vinagre.
Pela los dientes de ajo, córtalos en láminas y dóralos en una sartén con aceite teniendo cuidado para que no se quemen. Trocea la guindilla e incorpórala. Añade un poco de perejil picado. Riega el besugo asado con el refrito y sirve.
Leyó con atención del libro abierto sobre la encimera. Consultó el reloj de la cocina y decidió cerrar la puerta del horno y esperar un poco hasta que llegase él para terminar el besugo.
Se vistió con la camisa de cuadros granates que él le había regalado y por encima se echó una chaqueta ligera de lana. Se puso colonia por toda la calva y, luego, se masajeó el rostro con una crema hidratante intensiva de textura lechosa.
No era la primera vez que comían juntos en su casa, pero sí que se inauguraba una nueva etapa en su relación: el cercano y próximo año convivirían en esa misma casa y participarían de su amor a las familias de ambos. Esa era la principal razón de la comida y aunque ni uno ni otro habían querido dar solemnidad a la ocasión, a los dos les recorría una excitación que intercambiaron por medio de wasaps y llamadas a deshora.
Lo cierto, como pensó frente al espejo mientras se recortaba los pelos de la nariz con esa maquinilla que había comprado en teletienda, es que les importaba un bledo cómo tomaran su relación los familiares; su cometido era serles francos y el de ellos ser comprensivos. El amor, "ese célebre informal" como decía Benedetti, no distingue entre penes y vaginas, es tan amplio como angosta la moralidad que sólo lo concibe heterosexual.
Dio un vistazo al salón. Se acercó al jarrón de margaritas blancas, que compró el día anterior en un vivero, las enderezó y las colocó junto a la litografía de Sorolla. Desconectó la radio, cogió un cd y lo introdujo maquinalmente en el equipo estereofónico. Al escucharse los primeros acordes de "Come together", pulsó una tecla y sonó "Something" al instante. Se abrazó y se puso a bailar con los ojos cerrados.
No había terminado la canción cuando un timbrazo, repetido en tres ocasiones, le hizo acudir presuroso a la puerta y abandonar su baile. Era él, sonriente, real más allá de su incipiente barriga. Sin cerrar todavía la puerta se besaron sin usura los dos hombres. Solos y únicos. La mirilla de Pepita Monedero, su vecina de enfrente, permaneció ojiplática, huérfana en su pasmo, pero ya les importaba un rábano.


Os deseo un buen año 2015, queridos lectores.



 23 Diciembre 2014.

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jueves, 30 de octubre de 2014

ENTRE DOS........








Entre dos, una estancia de colores,
y un mundo sin secuela de estridencia:
apenas un rincón mojándonos cascadas
de viruta de Luna y versos postreros
tan olvidados como renacidos al instante
cuando, dormidos, renunciamos despertar.
Un segundo mortal, eterno, esplendoroso,
acaparado sin peso, sin espesura futura.

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(Fotografía de Chema Madoz)


  


jueves, 31 de julio de 2014

HASTA LA VÍSPERA, KABALCANTY








- HASTA LA VÍSPERA, KABALCANTY -




Como ocurrió otras veces, Kabalcanty se ausentará.
Dejará su perfume dulzón de Dior y su sombrero
colgados a la punta de la estrella en ese celaje
que habita la noche en el rincón del armario.
Volverá a amigarse con las pelusas y el polvo,
sus viejos confidentes que oscilan sus versos
desde la levedad de su orbe siempre recóndito,
ajenos a la pulcritud, encaneciendo el tiempo.
Nos despediremos sin palabras, disimulando
la sombra siamesa que nos infiltra las carnes
y que nos desgarra de cabeza a pies
y que enjaretaremos con ropajes vistosos
para que la infección de la herida
no perturbe el trazo de nuestra sonrisa.
La plaga de la rutina tornará a su hedor
y en los sueños brotará la callosidad
para que comulguen con la espina real
y limpien lo superfluo de sus poros
al baño del guiño perenne de un escaparate.
Y aún antes de separarnos, manda el rito,
nos abofeteará la subsistencia con saña,
carcajeándose en un pliegue de madrugada,
sin testigos, sin huellas que nos duelan.
Mas en el extremo del sebo que nos une,
en la filigrana que nos acabará emergiendo,
nos rozaremos las pieles y chispearemos
un rastro cristalino que no dijimos,
el que se enfundó al cobijo de las noches,
tan rebosantes de cerveza y cigarrillos,
y que, en un soslayo, nos moriremos por verdecer.

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lunes, 14 de julio de 2014

PREFIERO QUE MI VIEJO AMOR DE SIEMPRE








- PREFIERO QUE MI VIEJO AMOR DE SIEMPRE -



Prefiero que mi viejo amor de siempre
se ensalive con madrugadas sin recodos,
que se desvanezca en inciensos malvas
al roce de la oscuridad envidiosa,
moviendo sus caderas lejos de mis manos.
Que vuele hacia sinfines en autobús
donde broten soles en la bruñida suela de la Luna,
donde suene una música para decirle
y los cheques amasen besos al portador.
Que sea única, amada a voces,
se nutra de risas que la reconozcan
y no pasee desesperanza en sus piernas depiladas
como el augurio de unos cirros ceñudos
que se nos vienen inflados de despropósitos.
Deseo que luzca sin mi opacidad,
no deslucirla con el suspiro que arraigo,
que salte, que juegue, que ría, que sienta
el crujir de los minutos en bocados
que, seductores, se desmiguen rendidos
en la cumbre de sus pechos adolescentes.

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jueves, 10 de julio de 2014

LA MUERTE DE MADRUGADA








- LA MUERTE DE MADRUGADA -

(A mi madre)

"....Llegó. No sé su nombre,
pero lo sabré siempre...."
(Claudio Rodríguez)



Envistió un viento de puñales
que soliviantó visillos y abatió puertas.
Fue una certeza macabra
la que detuvo la madrugada
y escarchó la amplitud del pasillo.
Supe del fin de su piel consumida
cuando la brasa de mi pitillo se avivó
con un coro de silencios
que se infiltró en los sueños
de todas las sábanas tibias
para evocarles el nombre de su aliento.
Nos cruzamos la mirada
y me lució su espalda enjuta,
coronado su cráneo de dignidad.
Una cohorte de gusanos negros
esculpió su informe paso
y la putrefacción escanció su perfume
a través del invierno táctil.
El alarido desesperado de mi madre
fue y vino, vino y fue,
desollándose entre el racimo de humo
que aniquiló mi cigarrillo.
Después, volvió a morir, sola.
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jueves, 3 de julio de 2014

UN MISMO RASERO








- UN MISMO RASERO -


Decapitado, erguido su tronco como certidumbre,
se pudre en el páramo entre días y noches.
Le rehúyen los buitres y el bullir de los gusanos,
pero apesta solitario a las narices del viento.
Murió tan diferente como le parieron,
y vivió tan estúpidamente como todos los mortales:
amarrado a una conciencia y confiándose libre.
Ahora ya dejó de bregar contra si, contra todos,
perdió la cabeza en un lance fortuito
cuando La Muerte andaba de copas, deslucida.
Pero su silueta inerte, dormitando la podredumbre,
quedará igual de silente que con sepultura,
abandonada e inidentificable en meses,
sin rasgos que la diferencien de un grano
de tierra que se somete a la ventisca.

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(Fotografía: Enzzo Barrena)



miércoles, 25 de junio de 2014

LA RESISTENCIA






- LA  RESISTENCIA -



Sin que les faltase de nada,
nos dieron unas migajas a voz en grito.
Debía ser noche cerrada
porque sus rostros eran sombras alargadas
intimidándonos con sus manos sarmentosas,
goteando su dádiva escrupulosamente.
Fueron siglos donde todas las noticias
proscribieron nuestra desgana,
la falta de entusiasmo en la producción,
nuestro descrédito hacia el deber.
Tanto acumulamos para defendernos
que la audiencia optó por una serie,
placentera y sin hollín verborreico,
de estilismo rectangular televisivo
con emociones calculadas en pulgadas.
No nos vinimos abajo,
ni siquiera arriba, custodiado por fuerzas especiales,
esperamos el estruendo de alguna explosión
que nos dirimiera el fortín desvencijado.

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( Fotografía de José García Obrero)


lunes, 23 de junio de 2014

EN LA COMISURA DE UN TRASLUZ










- EN LA COMISURA DE UN TRASLUZ -



La Luna mojada
es un trasluz vertido
que se atenaza en los cristales.
La contiene una gota efímera
que se aparea en el junquillo
y me chispea en los ojos
cuando ávidamente los entorno.
Su humedad es un más acá
que se elabora en mi dedo índice,
me cosquillea su pubis níveo,
y puedo rodarla al esquinazo
para secretearle todos mis amores
sin demases consecuentes.
Puede que la simpleza de la farolas
la pongan en solfa, me duden,
nos acusen de tatuarnos cómplices,
y es cuando dejo de explicarme
entre el racimo que me interroga
y mi sumisión a los cristales
para que me lluevan.
Es cierto que anochece siempre
y que el jolgorio disiente lejano,
y que no es pura casualidad
que pretenda humedecer mis labios
con su savia distante
e inaprensible
e inapreciable.
Mas
La Luna mojada
es un trasluz vertido
que se atenaza en los cristales.

Kabalcanty.copyright©


lunes, 2 de junio de 2014

ANTESDEMAÑANA








-ANTESDEMAÑANA-


Ese escalofrío que nos recorre
y nos hunde la mirada en el pasmo
de un invertido horizonte desafinado
que preludia esa Arcadia mercantilizada
como resulta de un futuro vendido.
El lujurioso don de la posesión
atravesándonos las vísceras,
amigándonos al look de escaparates
y suscribiéndonos al rol de la cordura
que pretende encumbrar la mansedumbre
en máxima política que nos represente.
Ese escalofrío......... ya no humilla mis ojos.
Ha crecido, imperioso, en todas mis palabras
de las que penden carnes ensangrentadas
de gentes que tienden bragas y calcetines,
que apestan sus heces cuando cagan,
que desde sus trabajadas arrugas me prolongan
más acá de bardos concilios.
Es ahora, cuando la abundancia es pasado,
cuando la ganancia se enfrenta a la dieta
y, encolerizada, hurga entre los muertos
el tuétano infame que la demore
en esta arcada con que lustra su desnudez
desprendida del conciliábulo de sus demonios,
pública y groseramente sin mácula.
Y fuese ese escalofrío el que nos vibre
en la garganta para desbocar calles
y se escuche lo venidero andando
sobre el son de todas las aceras.
O que el ripio noticiado de lo vacuo
retorne al engendro de su nada
y nos cobije sólo el celaje de la simpleza
de la palabra con fondo único,
este escalofrío febril autentico,
antesdemañana.

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(Fotografía:  arte urbano en calle tunecina)


miércoles, 28 de mayo de 2014

VERTIKALIDAD APROXIMADA

Desde hoy, 28 de mayo, se puede adquirir mi poemario "Vertikalidad aproximada" (Kabalcanty), al igual que todos los títulos de mi bibliografía, en La Librería, calle Belén 13 Madrid, o en el enlace:  http://Kabalcanty.bubok.es , en el cual también puedes descargarlo gratuitamente.

La vertikalidad como un testamento poético.


     


                                                                                   
   

lunes, 26 de mayo de 2014

VAIVENES





- VAIVENES -


Llovía torrencialmente,
cuando se decretó lo cancerígeno del agua.
Todos tan secos
y unos pocos embalses casi desbordados.
Con la aclarecida,
generaciones después,
los rayos del sol se advirtieron venenosos.
Todos tan húmedos
y unos escasos bronceados en la playa.
De tapadillo,
entre el embozo de todas las noches,
se ajustó la estadística
entre insurgentes húmedos
y peligrosos secos.

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Lienzo: Di Vogo



jueves, 22 de mayo de 2014

ACIDO






- ACIDO -



Pende el hilo del tiempo
(¿te das cuenta cómo gravita el humo
de mi cigarrillo en el tubo de la lámpara?)
sobre el escenario carnoso,
nos hacemos daño
de tanto apretarnos
para no perder la comba.
Nos reímos para oscurecer
lo que resta del camino del humo.
Una ola pasa y nos asegura,
quedan horas todavía.
Y, empero, el sol se larga:
una fina columna de deseos
se filtra por el ennegrecido
cardenal del ocaso.
Hondamente, lo creemos.

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Fotografía: Arina Sergei


lunes, 19 de mayo de 2014

PRINCIPIOS







- PRINCIPIOS -



He crecido en soledad
a lo largo de muchas frases
que me han curtido solitario.
Ando descabalgado,
atravesada la mirada
a todo el que habla sin decir
o dice lo que le ausenta
para saberse carnal al viento.
Amo en la extrañeza,
besos que doy a la quemazón del hielo
y desvariados coitos
huidos a la vera del día.
Vivo más cuando sueño,
templado a la base del junco,
repleto de savias que me escarben
y me deslicen por el arroyo
que culmina en cascada fecal.
Acaso sea un muerto intransigente,
un amante de un culo femenino,
que sólo advierte entre tinieblas
a la cola del hombre resuelto
que sabe lo que enturbia sus uñas
y lo solapa al candor del fuego.



Bajo mis pies tiembla la tierra,
a veces unos instantes posibles,
una inconcreción que humea un oasis,
mas luego, lectores inviables,
erupcionan abrasivos interrogantes
que desgastan y abaten las huellas
que jamás nombró ningún camino.
Fatigado con el anuncio de un lecho,
como sol que me requema incompasivo
y me alimenta de todos sus ocasos,
me arrastro por el cauce de una yaga
frotándome contra el caos que me sane.

Kabalcanty.copyright©
(Fotografía: George Cristakis)