JACULATORIA
Soñemos que lo mejor este por
pasar,
que la felicidad sea asequible
a cada hombre que lave sus
manos
y fluya su limpieza a
borbotones
como el agua que brinca del
peñasco.
Nombremos a todos nuestros
amores
sin dar resquicio a la
vergüenza
y sin falsos homenajes
sensibleros.
Montémoslos en los vientos más
furibundos,
sobre el tifón más devastador,
y reguémoslos sobre los
desiertos
que desesperan el fin como
logro.
Juntemos lo poco que no queda
de dignidad
y amasemos una carne nueva
que incumpla con los dioses
venerados
y que sepa turbarse con el
crujido
de un cabello cayendo sobre
nieve.
Sepamos del perseguido aroma de
la tormenta
con el sosiego del goteo de una
hoja
que agota sus versos con la
displicencia
de lo efímero más omnipresente.
Sentémonos en las orillas de
las cárcavas
y mudemos la estival agonía de
sus venas
en senderos que nos deslicen al
meollo
donde
siempre quisimos permanecer.
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