- LLAMARADA -
Encendida la última
hoguera
fue su llama una
certidumbre
sobre las yacientes
cenizas.
Gritó el hombre su
descontento
amurallado el cielo de
fuego
y renegando de todos
los dioses
que sesteaban anodinos
e incrédulos.
Igual que las guadañas
cercenaron,
el ruido, la
prepotencia humana,
se intensificó salvaje
y justiciera.
A bocanadas, la sangre
era noche
como ardía el
suculento despertar
entre la humareda de
la destrucción
y la agonía tesándose
vibrante.
A horcajadas se
desafiaba al destino
con el rescoldo de
todas las derrotas:
los mares cociendo
branquias infladas,
la tierra infecta de
vengados muertos.
Kabalcanty©2012
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