Amor, a
ultranza te hiciste silente,
te
enrocaste en la esquirla breve
que siempre
penetra tu mutis.
Te
replegaste para decirnos sinrazón
bramando en
las aguas de tu ausencia,
esa soledad
sonando estridente,
cuando
horizonte es tu islote pétreo,
tan
inabarcable como fuiste ayer.
Amor,
¿cómo despertar tu muerte?
Horadaste
la roca para ser
más que un
beso que te sangra,
más que un
sexo que te contiene;
huiste la
carne con lo inmortal
que
contienen todas tus desnudeces.
Acaso
esculpido en la piedra
o cautivo
de un adhesivo cotidiano,
quizás
recostado en el pretil
donde
mantengo los abismos,
me
impaciento si no te veo
recortada
una sola de tus axilas.
Kabalcanty©2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario