- ESTA MEDIANOCHE -
Nunca deseo que llores,
que mezcles el devenir
con esta medianoche temprana
que agita las persianas
llamándonos.
Es nuestro tiempo, el imperecedero,
ese que nos surtirá de caricias,
de gemidos, de orgasmos
escandalosos
que mudaremos a los tejados
para maullárselo a gatos rayados
que usurpan el contraluz de la
Luna.
No hay pena que valga, amor,
es nuestra venganza al pulso del
día,
nuestra baza para trucar las cartas
y confiarnos a este suspiro de
viento
que aletea la cortina invitándonos.
Es pretensión de no escuchar la
calle,
ese deambular del automóvil urgente
que nos suplica aplicación sumisa
y nos ahuyenta el beso
irremediable,
y nos abraza con acritud cotidiana,
y nos olvida, para que no dejemos
costumbres,
a la letanía del malicioso reloj.
Miénteme, entonces, con todo, amor,
remueve todas tus incapacidades y
bésame,
lento, lento, para que todo el
tiempo
no sea más que bola de nieve
candente,
y nuestros rostros duelos al
éxtasis.
Simplemente que esta medianoche
turgente,
esta misma que tu pezón rasga,
nos muera sin el presagio del día.
Kabalcanty©2012
(Fotomontaje de Leo Patzelt)
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