- TRAS EL
POEMA -
El aliento del mar luciendo al
viento,
apenas hay pieles sin su
maquillaje,
el ancla de un amor amoldada a mi
mano
y el mascullar de la olas al trote
de una carcajada adolescente sin
freno
huyendo la cabalgadura de las
sombras.
Un verso podría dejarse en la
orilla
para jugarlo al ir y venir del
oleaje,
sonriendo infatigable a surcarlo en
arena
y conjugarlo en las alas de la
noche,
flotante en el horizonte trémulo.
Ante tanta febrilidad, pesa el
cuerpo,
la vasija impotente de la estrofa,
esa liturgia táctil erizando la
piel
desbocando lo que nunca diremos,
tan mansamente erguido, puntual,
recio,
sobrado en el cabeceo de la mar
lejana.
Kabalcanty©2012
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