Sube por la escalera
de lo trivial
y acomódate en la
inmediatez
con toda su fanfarria
atronando lo que tocas
y no ves.
Eres receptivo al
escaparte
de las alucinaciones
concretas,
a la vanidad de lo que
vales
como escultura
material,
al ruido, al celofán, a
la grasa
que te desliza raudo y
excelente.
No tardes, ven,
remonta
el faldón escalonado y
no pienses,
sé sólo nervio del
vibrátil motor
que acaricias al
volante de tu deseo
derrapando en la curva
de la envidia.
El mundo a los pies de
tu fachada
elegante, reluciente
de firma,
con todo el empaque de
la fragancia
que enamora maniquíes,
sella contratos o
jalona ventas.
No dudes, sube aquí,
precisamente aquí,
al oscuro tragadero
que no es noche,
sino simple jirón de
tela
que esconde claridad
para tu alarma,
deceso para tu
heterodoxia
profunda, propia.
Sonríe,
confía,
te espero.
Kabalcanty.copyright©
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