Nos expusimos al deleite del viento
con todas las desarrolladas desnudeces;
nuestra verdad era tan pública
que, entonces, nos hizo sonreír.
Resecos, erguidos en el oprobio
que nos maldijo sempiternos otoñales,
la madurez nos vistió indiferentes,
irresolutos entre lunas y nieblas.
Kabalcanty © 2012
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