- ARRIBAR -
En verdad tan de lejos pintaba
sugestiva,
sus lucecitas, su música dulce, su
fantasmagoría,
un elenco acogedor cimbreando sus
caderas
que nos sumía en pausa de atónita
índole.
El carril de la Luna sobre las
aguas
nos había inculcado durante años y
años
una desconfianza albergada en una
panza nubosa,
contenida en un aguacero con
metralla,
englobada en un soleado destello
cegador.
El clamor costero sólo nos
cercioraba lo aprendido,
aunque el dolor de los brazos, el
desnutrido cuerpo,
tenían fijación en el tumulto
llamativo
tan a mano que nos imaginábamos
saboreándolo.
A pleno sol desembarcamos,
corrimos, festejamos,
comimos, bebimos, fornicamos,
dormimos exhaustos.......
Trabajamos, engordamos, nos
llenamos de deudas,
y volvimos a soñar cuando en la
playa hallamos
los despojos de una barca podrida y
maloliente.
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