martes, 31 de enero de 2012

ELLAS, LA MUSA


ELLAS,  LA MUSA



En el cuenco de mi mano
te volveré a dar alimento
que te ensalce prepotente,
majestuosa, dueña de desvaríos
que te evoquen sibilina
desde donde yo no esté.
Marcaré la hoja de un nenúfar,
la prenderé al mar del estanque
y hollaré, como loco empedernido,
el sendero hacia las aceras
para dejarte avisos, besos,
hojas blancas sin tacha
que te musiten mi nido.
Soplaré quejumbrosas tempestades
sobre portones de alcantarilla,
sobre ácidos devenires fecales,
para que cuando tornes rastrera,
al trote de la iracundia,
reconozcas entero mi hálito.
No cejaré ante en engaño:
tus siluetas de formas romas,
desdentadas, vacuas, inaprensibles,
festoneadas de dudas,
alquiladas a la distancia..................
Acaso me disfrace de otro,
no tan gastado, más inocente,
al hombro, un saco de celulosa,
y en el cuenco de mi mano
te volveré a dar alimento.

jueves, 26 de enero de 2012

LOS AMIGOS RECOBRADOS

LOS AMIGOS RECOBRADOS



Iluminados nos vamos, tomados de la mano,
como si fuera noche de farra y sindioses,
caminando sin sentido por las calles del hoy,
charlando hasta la ronquera ultimísima.
Todo se mueve sin importarnos su bullir
y diríase que parecemos enamorados recientes.
Mecemos el ayer entre horizontes de ahora,
le sugerimos nanas con risas desprendidas
de racimos que no enturbió el polvo.
Nos tranquilizan nuestros cuerpos llegados
desde la cercanía de la ausencia persistente,
allá donde los ríos desembocan al vacío.
Una mirada veinte años vieja, más lerda,
pero engalanada de porvenires de bachiller,
como obstinados en que la maltratada ilusión
fecundará los eriales que sin dejar, dejamos.
Envalentonados, escuchamos el trasiego venoso
y en una inspiración, nos contenemos todos
para atesorar lo que de nosotros se desprende
y, grávido, no acabe como cáscara en piso.

jueves, 19 de enero de 2012

VESTIDO DE DIARIO

VESTIDO DE DIARIO



¡Cuán arduo cabalgo lo cotidiano!
Ese devenir de horas lasas que dormitan
en el vertedero infinito de los años.
No sé existir amoldado al diario,
confundido con un peldaño o una farola,
aupado al tráfago que habilita.
Me lloro en una nota o en una frase
y me baño con nicotina y cerveza.
Eso me aleja de los míos.
Me desenvuelve en una caída libre
cuyo fondo, negro y sofocante,
se retarda tanto que acostumbra.
Poco vale que, a veces, me despierte
en derredor de ochomiles tintados
con perlados asideros que construí
con el primer hervor de un sueño.
No. Para vivirme en este lado,
en este rescoldo de pretensiones,
debo de pellizcarme con frenesí
como si aplastara la única uva
que todos ven menos mis ojos.
No marcaré las páginas que detesto,
las dejaré al albedrío de los aires
y mantendré a oscuras la senda
que discurre hasta el aliento último.

martes, 10 de enero de 2012

A CORMAC McCARTHY



A CORMAC McCARTHY

“....Los árboles delgados. Los ríos un cieno gris. La tierra como un espantapájaros renegrido.....”




Se cubrió de ceniza la tierra,
esa misma que florecía el jardín,
que hinchó el vientre de ella,
que surcabais y bebíais a mares.
Pero ella se decantó por la muerte,
cuando la muerte se bautizó de futuro.
Te dejó a tu hijo y a tu voluntad.
Te dejó enganchado a una metálica esperanza
prendida de un anuncio de edén sureño.
Entonces caminasteis, y caminasteis:
árboles chamuscados, campos arrasados,
cadáveres embalsamados en fuego,
carbonizados vestigios de civilización;
hombres cautivos esperando ser descuartizados
por el gobierno de la violencia, de la fuerza;
lluvia ácida rutilando en la grisura
del sinfín de casas desiertas, abatidas.
Y miedo. Y desesperanza callada.
Y ceniza, más ceniza horadando
vuestros pies por la eterna carretera.
El hambre envileciendo los sesos;
el sol tosiendo a borbotones.
Hasta que apareció el mar del sur,
amnésico de azules,
agitándose con la piel de peces putrefactos
en un sepulcral silencio sin aves.
Solamente olas removiendo la nada
en la orilla yerma de granos grisáceos.
El viento no huele a sal,
sólo a humo, a ceniza que se masca.
Sin embargo, surge dios,
en toda su inexistencia terrenal,
la urgencia a conservar en postrero rincón,
esa que tu hijo mimará, ya lejos de ti.

jueves, 5 de enero de 2012

NOCHES DE REYES MAGOS


- NOCHES DE REYES MAGOS -



Por fin los juguetes, embrujados,
aleteaban la noche prendidos de los Magos.
Las sombras surtían siluetas
que pululaban ruidos crujiendo papel
y susurros que serían conjuros sibilinos.
Incapaz el sueño,
era un vaivén de ansiedades
que nos arañaba el pecho,
sin tregua a unos ojos apretados
fieles a la atadura del hechizo.
Aún abanicando sus mantos áureos,
nuestras narices ahondaban las sábanas,
quietudes sobrias, empeñadas,
ceñidas a un pellizco al almohadón
y esperando aquel sortilegio oriental
que colmara la ilusión más clara
que siempre nos despertara niños.