- REFRACCIÓN INEXACTA
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Ese soplo
propicio, dulce,
y la pisada
lejana de un neumático;
morir
durmiendo el día,
sin
recordar un sinfín de noches,
dejarse
caer con levedad
o desvanecerse
nunca siendo
el armazón
impuesto
que se
desangra en el bordillo.
Esa sombra
que nos antecede
escapa
entre los resquicios
de un
volátil presagio
luciendo
intermitente
entre la
insistente resaca
que nos
dilapida vitales.
Una arcada
en eco
musicando
un reducto
demasiado
familiar,
una
irreductible almena
levitando
sobre la más absoluta
destrucción.
¿Escuchas
ahora el reloj?
Tu corazón
bombeando
los
acontecimiento imparables
ante tu
rostro metalizado
de puro estupor.
Apenas
sirve tu carrera
para
olvidar por completo
tu ombligo
oblongo
por mucha
ginebra purificada
embotando
tu cabeza.
Al final,
cuando todo sea
tan
concéntrico como de costumbre,
sobre el
proscenio arderá
el mismo
cúmulo de cera
y las
figuras crecerán sus carnes
con todo su
lastre mundano.
Si ya
comienzas a escuchar
el reloj
es que
sigues muriendo
de nuevo,
lo mismo
otra vez.
Lo
tremendo,
lo que nos
espanta
tras las
figuraciones,
es besar la
desolación
en unos
labios entreabiertos.
© Kabalcanty
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(Lienzo de Alex Stevenson Díaz)