"...La
melancolía, nacida del interrogante del no saber quién se es, le relegaba a un
pasado inalcanzable y dichoso, pero perdido. No sufría físicamente, el sueño le
mecía en su pluma con una seductora nana que apretaba sus párpados. Tan solo un
remoto bosquejo de un cuerpo aparecía y desaparecía en las imágenes que
danzaban sin quererle despertar..."
(De "Otho, el inapreciable", M.J.González C.-Kabalcanty-)
martes, 29 de mayo de 2012
domingo, 27 de mayo de 2012
"... Lo menos
decepcionante de las concavidades en penumbra, como este destartalado teatrillo
en el que me escondo, es la quietud escrutadora y móvil de los alrededores.
Está aletargada, muerta, mientras yo la miro y remiro a placer, y sin miedo.
Puedes, además, moverla a tu antojo con su voluntad ganada de antemano...."
(De "La Raza", M.Jesús González C.-Kabalcanty- )
(De "La Raza", M.Jesús González C.-Kabalcanty- )
domingo, 20 de mayo de 2012
PAUSA
Una página déspota
infringiendo su desdén
desde una crepuscular calma
desbaratándose altanera
con bufido nocturno.
Sé que mis manos callan,
que no hallaran hervor
en el chasquido del día,
que tendré que cubrirlas
con archivos de sueños
que amarillean mi colchón.
Y es que es verano,
la luna se adueña
del confín impreciso
que
riela su mensaje.
sábado, 5 de mayo de 2012
RECUERDO
(Para
mi hermana)
Los vencejos diciendo del
atardecer
sobre nuestras formas
impecables,
tatuados los tejados de
buhardillas
que bullían vida con ínfimo
hilo
y el vozarrón del campanario,
grave, apostando por las ocho.
Tú: las coletas y tus carreras
en pos del diábolo que era
estrella
en tu celaje sin salpicón de
tormenta.
Yo: acodado en el pico de la
terraza,
disgregando la cuesta de la
calle
de su atónico postramiento,
encumbrándola encima de
antenas.
Juntos coreando un son
imposible
al sofoco que nos soplaba el
paredón,
ahí, cuando los vecinos
lustraban hamacas
para la nocturna cita
ineludible
de esa frescura de cuño
popular.
Entonces, salía nuestra madre
y nos llamaba a cenar
nombrándonos,
o nos reñía por el sudor seco
que nos esbozaba riachuelos en
el cuello.
Seguro que el tiempo se
contuvo,
que apresó con sus garras de
hiel
un borbotón que nos tiznó
y que
hoy veneramos su mancha.
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