jueves, 18 de octubre de 2012

NOCHE EN LA CIUDAD






NOCHE EN LA CIUDAD


Cae pesada la luz sobre la barra.
Coca-cola y coñac, monocorde mansedumbre,
hastiada por deseos chispeantes de estrellas,
milenarias,
remotas,
tristes,
insondables,
que esperan, escépticamente firmes,
la mano que abrace sus caderas cristalinas.
Una pícara mirada.
Una mujer.
Una fugacidad en la noche,
atiborrada de humo y densa luz de neón.
Una sonrisa.
Un guiño.
Un desvanecimiento en el fondo de un equilibrio.
Momento indeciso.
Una huida.
Vuelve soledad.
De barra en barra.
De gesto en gesto,
cada vez más gris,
ingrávido,
altisonante en el yo más epidérmico,
se piden vasos con néctar de vida.
Puede que se hable, balbuceando, seguro,
en el ámbito capsular de la blanca,
negra negrísima,
mate,
adormidera.
Sentado y en pie,
sin reposo alguno
en lo demás.
                        -En el antojo
                         de un instante-
Un cuadro.
Unos ojos.
Una expresión.
Un fugaz pensamiento.
Una tristeza lúcida.
¡Qué sé yo!



Una mancha trepadora......
Luego, la cama y el sueño alcoholizado.
Se diluyen los recuerdos tras los párpados
como pérdidas alcanzables al día siguiente.

(Kabalcanty. 1992)

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