martes, 8 de enero de 2013

CANCIONES PARA ANA






CANCIONES PARA ANA


                                        -I-


Ahora
que la hoja ha encontrado
su lecho de muerte en la tierra
que la melancolía va a la grupa
de un viento del norte que huyó
que todo lo vivido
es limo dormitando en el charco
Ahora
es cuando debo nombrarte
Ana
tronco enraizado que amo



Una mañana gimoteando lluvia
juntos               desnudos
enlazados entre sábanas
tras noche de gozo
mirando los dos
tu pezón erecto
la sublimación del otoño

 -II-

Mañana
por el camino infantil del alba
soñado como espuma marina
aprenderé a decir te amo
sin recelo al filtro del agua
sin vergüenza al clamor del sol
Mañana
como me enseñaste       Luna
tomaré al tiempo por el pescuezo
y vaciaré mis bolsillos
de todas las obligaciones
que me han oscurecido
y me tumbaré desnudo
junto a su orilla cristalina
envuelto en el pulso
que sólo ella me compuso
-III-

Ungido de siempres
quiero amanecer
mis demás días
Abrazándome tus labios
con la rotundidad
de tus ojos


 -IV-


Si supieseis todos
de su llanto gozoso
                        de las espumas
                        que derramó
                        tras el orgasmo
                        de las bravas olas
                        de mi lerda caricia
mentiríais hasta el ser
por acurrucaros tan sólo
junto a un poro de su halo
Erraríais en pos
de esos fantasmas
del sempiterno allá
                        siempre allá
                        más allá de vuestras
                        manos
Porque si supierais todos
de la escarcha de su cuerpo
os veríais reflejados
en los remotos paraderos
que os pensasteis irreales
Acabaríais en la locura
de disolveros con ella
en un jirón de nube lluviosa


 -V-

Del núcleo de mi poesía
volaste
y en el aire
te convenciste cuerpo
Soñada por las noches
te dejaste un retazo de embrujo
en los ojos murmurantes
como un estigma de tu venida
Desde tus manos
dejabas escapar el polvo astral
flirteando con la mejilla
que osaba respirarte
Sé que no te acordabas
de cuando eras sólo sueño
Lo noté en tu voz
de aliento estrellado
que vaporeaba monosílabos
sin importarle su paradero
Lo sé porque tu fijación
poseía un empeño onírico
que abandonaba tu cola



    Kabalcanty©1987


de huella ambarina

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