jueves, 19 de septiembre de 2013

SABATO





- SABATO   (30-4-2011) -

“El mundo nada puede contra un hombre que                
 canta en la miseria”     (Ernesto Sabato)



Se riza la oscuridad más allá de sus pasos,
es negrura física, rocosa, que se ríe de la noche
y que nunca flaquea por una migaja de albura.
Le humedece el sudor y le castañetean los dientes,
pero anda erguido, trazando borrones en la hoja
que aclarará con ginebra en un boliche fluorescente,
allende demás sinlunas y horrores de la ceguera.
Reclama el vértigo de la traición noctámbula
y no asquea derramarse por su tobogán,
aunque sus ojos de cristal le adviertan,
con esa punzada que le resfría el alma,
de la apacible poltrona y la fraternal lámpara.
A veces lloró, si, cuando le contaron de ayes amados
oscurecidos con los testículos quemados
o con las vaginas desgarradas por tuberías de plomo.
Siempre abyecta oscuridad, tul negro constante.
“¡La concha de sus madres!”, maldice el argentino
y redacta, desnudo al sol, su esclarecedor Informe.
Y no más: querés aclararte el hígado,
desdices la pluma, te revives,
tu vista es un tizón detrás de tus gafas,
te inundas de digestiones mansas
y duermes, por fin duermes.
No más letras para anochecerte la vida,
no más fracasos que te impongas descontar.
La vida puede ser un hombre que canta en la miseria.
Entonces pintas, pintas los colores que no sueñas,
ese desplome del párpado que te desnuda oscuro,
pintas lo que anida en el torbellino de tu voluntad,
no pintas la derrota de tus ojos, la última,
la esquinada que siempre rió de la noche.
Guarango amanecer,

no le ilusiones más.

Kabalcanty©2011

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