jueves, 3 de julio de 2014

UN MISMO RASERO








- UN MISMO RASERO -


Decapitado, erguido su tronco como certidumbre,
se pudre en el páramo entre días y noches.
Le rehúyen los buitres y el bullir de los gusanos,
pero apesta solitario a las narices del viento.
Murió tan diferente como le parieron,
y vivió tan estúpidamente como todos los mortales:
amarrado a una conciencia y confiándose libre.
Ahora ya dejó de bregar contra si, contra todos,
perdió la cabeza en un lance fortuito
cuando La Muerte andaba de copas, deslucida.
Pero su silueta inerte, dormitando la podredumbre,
quedará igual de silente que con sepultura,
abandonada e inidentificable en meses,
sin rasgos que la diferencien de un grano
de tierra que se somete a la ventisca.

Kabalcanty.copyright©
(Fotografía: Enzzo Barrena)



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