sábado, 8 de junio de 2013






"Tuvimos que llegar a esto para darnos cuenta", te dijiste con la cabeza embotada por el whisky y pensando al tiempo, como si la situación te satisficiera más allá de tu parca moral, que sería una muerte dulce quedarse así y degustar una plácida eternidad. Sonreíste voluptuosamente tendida sobre el espejo que te sostenía. Te percataste que ya amanecía otra vez. "A él", te dijiste, reteniendo una bocanada ácida, "le gustaban los anocheceres". El ilimitado espejo vibró unos instantes antes de elevarse un par de centímetros más.

Kabalcanty©2013

(Fotografía de Gregory Crewdson)

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