viernes, 11 de noviembre de 2011

POETAS


- POETAS -

No nos conmovía la estática naturaleza,

sus montañas con su cuerno nevado

y su vegetación inclinándose al viento,

éramos nosotros aclamando su animación

entre copas de vino y lienzos postreros.

Las ramas rasgaban el aire contrariado

silbando la espesa murga monótona

que nuestras guitarras al paso enlucían

comulgando con el pitillo compartido.

Nada se escucha sin todas las palabras

que aderezan el pasmo de la escarcha,

ni el ocaso esculpe las extensiones

en una página en blanco que se precie.

Nuestro celo era un tumulto ebrio

que postulaba a los costados de la nada

una respuesta que coreábamos sin escuchar

desde el estrado donde siempre fuimos

y nuestro colorido aliento configuraba.

Kabalcanty. 2011.

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