sábado, 12 de noviembre de 2011

A PRIMEROS, GLORIA


- A PRIMEROS, GLORIA -


Mi mujer y yo hemos madrugado lo justo (esta vez me ha hecho caso y hemos salido de casa lo suficientemente temprano) para encontrar aparcamiento a la entrada del centro comercial. Lo adecuadamente cerca para coger el carrito y entrar al hipermercado sin agobios. Es primero de mes y todos andamos algo acelerados por conseguir las bonanzas del centro.

Hemos llenado el carro con algunos excesos, pero ¿quién se puede reprimir a tantísimas ofertas? Mi mujer ha comprado un ambientador múltiple externo para la terraza, ya que hay que reconocerlo, tenemos unos olores molestos a fritanga procedentes del bar de abajo de la finca; tres rollos, de colores diferentes, de cinta adhesiva que pega por las dos caras; una capucha reversible y amoldable a cualquier trenka, y papel higiénico impregnado en fragancia lavanda.

Yo he terminado picando en la barra de sonido Dolby-D8, que me quedé con ganas el mes pasado, con diez salidas y vibración inalámbrica; un bate de béisbol con radio FM Digital Sound, y lo mejor, un volante para los videojuegos con wifi y piloto automático.

Lo hemos pagado todo con la VISA y encargado para que nos lo lleven a casa a última hora de la tarde.

Al final, lo que siempre ocurre, nos hemos entretenido demasiado para lo que nos queda por comprar en el piso superior, en el de las tiendas de moda.

Si me gustan estas tiendas de ropa es porque se han adaptado al gusto de todas las edades, todos podemos ir convenientemente vestidos a la moda guardando los límites que cada edad exige. Mi mujer prefiere una moda juvenil y desenfadada, un poco en desacorde con su edad y que yo jamás me pondría. Cuestión de formas de madurar.

Verdaderamente todo nos ha salido baratísimo. Nos hemos reído de lo lindo comentando las compras cuando después nos hemos tomado un refresco en el bar que hay junto a los cines. ¿Quién no se viste de recibo con estos precios? Ella se ha comprado tres pijamas nórdicos auténticos. Si que es verdad que en casa hace mucho calor en invierno (siempre andamos en manga corta pues la caldera de gas natural funciona de maravilla), sin embargo nunca se sabe lo que puede suceder en un momento dado. El vaquero con remiendos de retales floreados es tan original que ya le he dicho que escoja la ocasión para ponérselo sin que llegue a ofender su diseño atrevido, pero fino. Y los botines de doble curvatura en la punta le encajan a medida para su estilo.

Yo tampoco me he quedado atrás. Una ganga de chaqueta sport de lana con solapas de cuero, para cenas informales, por menos dinero que la camisa de doble cuello, escocés y blanco, con botones de raso. Y además unos pantalones burdeos de cinturilla alta y bajo con vuelta, igualitos a los que llevaba ese famoso que vimos el fin de semana pasado por las calles del centro. ¡Auténticos chollos!

Luego, hemos tomado unas hamburguesas deliciosas, para después coger el coche y llegar a casa con tiempo de sobra para recibir la compra que nos traigan del hiper. Ha habido un momento en que nos hemos mirado a los ojos y nos hemos tomado las manos emocionados, tal y cómo hacíamos de novios. Y es que estos días nos unen tantísimo, nos recuerdan tanto que nos queremos, que acabamos riéndonos y besándonos sin ton ni son. Es lo que tienen los primeros de mes.

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